El ya está junto a Jesús y María y a nosotros nos queda un enorme pesar, pero también la gratitud de haber conocido y compartido a un hombre íntegro, excelente esposo, padre y abuelo en su familia, pero también, un apóstol entusiasta e incansable que junto a Laura sembraron Schoenstatt no sólo en Mendoza, sino que extendieron su misión a San Rafael, San Juan y San Luis, cuidando matrimonios, dando trabajo y apoyo a quienes lo necesitaban y hace poco bridándose junto a otros hermanos en el FORTA. Un hermano de la comunidad de La Plata nos dijo; «se fue un grande».

Nos queda un vacío enorme para llenar, pero lo haremos con el ejemplo, entusiasmo y una característica típica de él, ser firme y claro, pero con alegría y trato fraternal.

Adiós Rubén, te despedimos con amor tus hermanos de Curso 6to, «Totus Tuus».